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La desunión, la mayor lacra del médico
  16/12/2011
  Los intereses que mueven a los médicos son muy variados y dentro de la profesión existe la visión de que la lucha por unas condiciones mejores para todos puede perjudicar el interés particular de cada uno. La variación de tareas y remuneraciones también impide que sean capaces de unirse para defender sus reivindicaciones profesionales. El sistema necesita reformas estructurales profundas, pero sólo serán eficaces si el médico se implica en los cambios, deja de ser un espectador y empieza a luchar para alcanzar un objetivo común: mejorar sus condiciones laborales. Noticia suscrita por Alicia Serrano, y publicada en DIARIO MÉDICO
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La lista de agravios de la empresa sanitaria pública a los médicos en las últimas décadas podría ocupar varios reportajes: jornadas tóxicas para su salud, trabajo a destajo, guardias maratonianas, recortes salariales, pensiones que no hacen justicia a las exigentes condiciones del ejercicio profesional... Tanto menoscabo a la profesión genera muchísima frustración y enfado, pero parece que estos sentimientos no son suficientes para que el colectivo médico dé un golpe en la mesa y decida dar un giro a la situación. ¿Es posible movilizar a los médicos por una causa común como la de defender sus derechos laborales?

"Para que las cosas se empiecen a hacer con lógica y los derechos laborales se respeten se necesita un cambio radical, una convulsión interna que sólo puede empezar si los médicos se hacen oír", afirma Mónica Lalanda, médico de la Unidad de Urgencias del Hospital General de Segovia.

Derecho al pataleo
Los facultativos españoles se quejan, y mucho, pero sus lamentos se quedan en un simple pataleo. La opinión generalizada de este colectivo es que no es fácil unirse para luchar por un objetivo común. Sienten que tienen las manos atadas, ya que cualquier movilización es vista como un perjuicio a corto plazo para los pacientes y la Administración sabe que el médico no va a dejar de trabajar por ética. "El paciente nos importa tanto que difícilmente consideramos alguna razón suficientemente importante como para abandonarle a su suerte. Ésta sería nuestra fuerza, pero no la usamos porque nos parece inmoral, de manera que nuestras reivindicaciones caen en saco rato", explica Maite Hernández, pediatra y vocal del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de pediatría (AEP).

La heterogeneidad dentro de la profesión es otro de los escollos que hace que los profesionales sean unos simples espectadores dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS). "No hay corporativismo porque hay intereses muy diferentes: exclusividad, docentes, especialistas en formación, profesionales interinos, atención primaria y hospitalaria, centros de referencia, hospitales comarcales, medicina privada, pública y mixta... Por ello es difícil movilizar a los médicos en conjunto, y aunque existan problemas con un denominador común, siempre será diferente su repercusión e interpretación. Sólo podría haber un nexo unificador: que se dejara de cobrar la nómina dos meses seguidos", explica Carlos San Juan, urólogo jubilado.

Algunos le echan la culpa a la Administración, que fomenta las castas de médicos dentro de la misma categoría sanitaria, y otros buscan culpables en los propios médicos. "Somos muy egocéntricos y no creemos que acciones individuales llevadas a cabo por múltiples personas puedan dar lugar a una mejora colectiva. La Administración se ha encargado de propagar que lo que queremos es cobrar más y trabajar menos sin especificar cuáles son realmente las condiciones laborales con las que tenemos que cargar día a día. La única manera de defender nuestros derechos es la unión de los profesionales y hacer ver a la sociedad, de manera objetiva, cuál es la situación real de nuestro colectivo y las implicaciones que tiene en la población", recalca Sara Rodríguez, residente de segundo año de Medicina de Familia en Tenerife.

La mayoría de los facultativos se han preocupado por aprender, adquirir destrezas técnicas, estar al día, pero se han olvidado de sus derechos laborales. "Nuestro futuro como grupo profesional de presión, eso que llaman corporativismo, es un recuerdo del pasado", se lamenta Javier Herrera, cirujano general y del aparato digestivo. Herrera considera que hay dos enemigos de la movilización dentro del colectivo médico: "Conocemos bien al de fuera, que es la empresa, pero el nuestro no lo identificamos y se llama desunión, que no impide el cabreo, pero sí la movilización. Con el primero se arregla poco y en el segundo no confío porque son los colegas que no trabajan, que obstaculizan los cambios, que sólo se motivan si hay dinero, los que se inventan el trabajo para crecer sin sentido, los que no enseñan, los que no trabajan por la mañana y se apuntan a las peonadas por la tarde, los que nunca estudiaron tras obtener la plaza...".

La falta de tiempo es otro de los males que asolan al profesional español y contribuye a que la desunión de la que habla Herrera sea mayor. "El trabajo a destajo, sin incentivos, produce desmotivación. No hay corporativismo porque no tenemos tiempo para atender adecuadamente a los pacientes, para mantener nuestro nivel de conocimientos, para seguir investigando, para proponer alternativas de mejora...", se queja la pediatra Maite Hernández.

Acción coordinada
Para defender los derechos de los médicos, algunos profesionales opinan que es necesaria una acción coordinada entre sindicatos, colegios de médicos, profesionales y ciudadanos, pero también creen que se trata de una misión casi imposible.

"No tenemos confianza en los sindicatos de clase ni tampoco en las centrales profesionales. Han perdido el rumbo y no les favorece ser financiados desde la Administración porque no van a morder la mano que les da de comer", dice Francisco Alguacil, médico de atención primaria en Cataluña.

San Juan va incluso más lejos. Está convencido de que la política de café para todos y la falta de promoción son la causa fundamental de la desmotivación y del divorcio entre el médico y la Administración. También arremete contra los sindicatos y los colegios profesionales, a los que tacha de ineficaces: "Los grandes sindicatos jamás han defendido a los médicos, a quienes, equivocadamente, ven como una clase privilegiada. Los sindicatos profesionales deben defender distintos intereses y están regidos por médicos liberados que no siempre están bien vistos entre sus compañeros, generándose por todo ello una gran desconfianza en todo lo que se denomina sindicato. Además, los colegios de médicos sólo sobreviven porque la colegiación es obligatoria. Su utilidad es únicamente social y profesionalmente son absolutamente inútiles y carentes de eficacia".

Mariluz Mariscal, médico de Familia con contrato eventual en Córdoba, está convencida de que parte del problema es que los facultativos están dentro de una inercia que no pueden abandonar. "Las huelgas médicas no tienen efecto, ya que los servicios mínimos son similares a la actividad laboral diaria gracias a los recortes. La situación no va a cambiar hasta que los médicos sientan la necesidad de ponerse manos a la obra y tomar el papel protagonista en los cambios ".

Lo cierto es que el sistema necesita reformas estructurales profundas, pero son muchos los que creen que sólo hay visos de cambio si el médico deja de ser un mero espectador.

"Debe participar activamente en esas reformas, ya que es el que mejor conoce el sistema. Y esto lo aplicaría a todos los niveles en la pirámide de dirección, incluido el ministro de Sanidad, que tendría que ser médico y gestor", explica Víctor Fernández Armayor, director de la Unidad de Ciencias Neurológicas de Madrid.

Lalanda cree que el médico vive en "una anestesia irreparable de conformismo. Si no se implica, los cambios serán majaderías políticas que visten mucho, pero que no valen para nada. Los facultativos de a pie somos quienes realmente sabemos de dónde se cojea. Si se permite que el médico continúe de espectador, el sistema se hundirá". Para que los derechos laborales de los médicos se respeten hace falta una convulsión interna que sólo se puede empezar si se hacen oir. Algunos creen que la falta de corporativismo se debe a que la Administración fomenta las castas de médicos dentro de la misma categoría.

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